Entre
la modernidad y la cultura de los estudios
organizacionales:
Una perspectiva filosófica comparativa en una realidad virtual.
Por: Mtro. Euler Ferrer Córdova
Resumen
Al
hacer uso de los términos como la modernidad, el aprendizaje y las organizaciones se desarrollan un sin número de
elementos teóricos y prácticos que son importantes para que una institución
permanezca, actualmente estos mecanismos se utilizan para hacer frente a situaciones
adversas, los constructos expresan también elementos de poder y dominio entre
los miembros de una nación.
El
objetivo del ensayo es acercarse a la comprensión de la dinámica filosófica de influencia de las Tics, la enseñanza y la
organización a partir de los nuevos ambientes de aprendizajes para una sociedad
del conocimiento, asumiéndola como un elemento importante para la consolidación
de normas, actividades organizacionales. Se busca enmarcarla como parte de una expresión de la organización
donde el individuo se sujeta a relaciones de poder, dominación y educación.
Para ello la tesis critica del autor
Luis Montaño Hirose cuando habla de la modernidad y la cultura él lo divide en
tres apartados, El primero, que denomina de sustitución, propugna que la
transición se llevaría a cabo de manera abrupta, que la ciencia y la industria
unidas desplazarían a un ritmo vertiginoso el antiguo orden tradicional, basado
en la milicia y la teología. Este primer modelo será ejemplificado con la
propuesta realizada por Auguste Comte. El segundo, que de intersección, postula
que tradición y modernidad se conjugaron durante un tiempo determinado, lapso
relativamente corto, y que la primera fue el motor de la segunda, pero que esta
última pronto alcanzó un alto nivel de autonomía. Un autor representativo de
esta corriente es Max Weber. Finalmente el modelo de transfiguración, explicado
con la propuesta de Émile Durkheim, en el cual tendrá como fundamento reforzar,
los nuevos ambientes de aprendizajes con datos relevantes.
Palabras clave:
organizacional, institución, modernidad, poder y educación
Introducción
De acuerdo a Philippe Perrenoud una competencia
“…es una capacidad de acción
eficaz frente a una familia de situaciones, quien llega a dominarla es porque
se dispone a la vez de los conocimientos necesarios y de la capacidad de
movilizarlos con buen juicio, a su debido tiempo, para definir y solucionar
verdaderos problemas.”[1]
De acuerdo a
este texto, diariamente vivimos situaciones cotidianas que nos exigen poner en
juego nuestros mejores conocimientos para construir explicaciones, o buscar
información para comprender, justificar, defender y optar por algo que se sale
de lo habitual.[2]
Ante esta
realidad inevitable, necesitamos ubicar el valor de la escuela, es decir,
pensar en una escuela que eduque para resolver bien los imperativos de la vida
individual, en familia y en la convivencia social. Articular vida y escuela, es una de las
finalidades del enfoque por competencias; este concepto sólo cobra vida si nuestros
jóvenes de las escuelas o universidades del país aprenden a vivir de acuerdo a
los ritmos de vida actuales, pero desde la escuela misma.
Se trata de un gran reto, pues aun hegemoniza la idea de una escuela que
trasmite información, de una escuela cognoscitivista y tradicional que hoy día
necesita movilizar esta actitud de enseñar conocimiento y en vez de ello,
estimular en los alumnos el deseo de aprender por sí mismos.
En
la medida que los integrantes de una institución u organización disertan,
escriben y discuten sobre ella será posible acercarse a la comprensión de una
realidad organizacional específica (Potter, 1996). Es ver a la dinámica social que se genera, lo
cual se concretará en el momento que el individuo narra su realidad. Con este hecho,
se va desprendiendo para los ojos del investigador una determinada mirada sobre
cómo se vive, acepta o rechaza tanto a él mismo como la postura que toma con
otros. Las organizaciones son espacios
donde la relación jerárquica con pares, jefes y entorno permite analizarla bajo
diversos lentes analíticos.
El fin
último del texto es acercarse a la comprensión de la organización, la
modernidad y la educación a partir del enfoque socializante que desarrollan los
autores para la pertinencia práctica de la sociedad, todo ello asumiéndola como
un elemento importante para la consolidación de una sociedad más justa e
igualitaria.
El
proyecto central de sustitución que elabora Auguste Comte (1798-1857) aborda
aspectos de la reorganización de la sociedad. Entre los datos importantes de
mencionan la caída del régimen monárquico y la constitución del estado
democrático reinó la anarquía social y sólo la filosofía positiva podría
terminar con aquella situación de indefensión, tal como lo explica Comte: “…ella
puede ser considerada como la única base sólida que debe terminar con el estado
de crisis en el cual se encuentran después de tan largo tiempo las naciones más
civilizadas” (Comte, 1830-1842: 47).
En
los estudios de Max Weber[3] (Weber, 1987; Audirac,
1994), el análisis de las organizaciones
se hace desde un punto de vista sociológico, basándose en sus estudios y reflexiones de la burocracia. Este
modelo, -basado en “tipos ideales”-, propuesto por Weber se planteó como una
alternativa racional y eficiente de las organizaciones, que hasta estos
momentos no eran otra cosa más que “simples extensiones de la estructura
familiar”, donde las contrataciones y las promociones del personal se efectuaban utilizando
el favoritismo como único criterio
(Hodge y Gales, 1998). El término
burocracia que se adopta en nuestros días para definir algo cargado de formalismo e ineficiencia no tiene nada que
ver con lo que desarrollaron Weber y sus
seguidores.
La
teoría de Comte desarrollaba una teoría de las estructuras y describía la actividad organizacional con
base en las relaciones de autoridad,
siendo uno de los primeros en visualizar la administración y el
comportamiento organizacional desde una
perspectiva estructural. (Robbins, 1996)
Este modelo posee ciertas características estructurales y normas que
son utilizadas para organizaciones muy
complejas, surgida de las necesidades de la
sociedad moderna, caracterizado por la división del trabajo, una
jerarquía claramente definida, normas y
reglamentos bien detallados y relaciones
impersonales.
Desde
esta perspectiva la Teoría de Comte surge en el círculo de Viena llamado Positivismo
Lógico, en dos niveles:
a)
En el plano social, ya que la ciencia depende, -en cuanto ordenación
sistemática- de la orientación fundamental que damos a la investigación (intereses
intrateóricos), como de la orientación que viene dada dentro de la dinámica de
la estructura social (intereses extrateóricos).
b)
En el plano teórico-cognitivo, denuncia la separación absoluta que presenta el
positivismo entre el sujeto que conoce y el objeto conocido. Es decir, que
mientras menos se meta el investigador en lo investigado, gracias al método,
más objetiva y verdadera es la
investigación. En este contexto el autor pregona una revolución espiritual, ya que las
instituciones dependen de la moral y ésta de las creencias.
Las
ideas gobiernan y sacuden al mundo: “todo el mecanismo social reposa sobre
opiniones” (Comte, 1830-1842: 48). Postula una ley general y fundamental
que establece que nuestras concepciones transitan sucesivamente por tres
estados teóricos diferentes: el teológico o ficticio, el metafísico o abstracto
y el positivo o real. Dado a lo anterior
es conveniente decir que la comprensión de la realidad o del sentido de una
realidad histórica propuesta por Augusto Comte
nos lleva a tomar decisiones práctico-políticas, que por un lado, no
pueden ser decididas a priori, y por otro no pueden partir de teorías que precisamente
puedan legitimar una praxis en el nivel de las decisiones. En este sentido no
hay nadie que tenga en sus manos la verdad, ni la posibilidad de un acceso
privilegiado a ella. Por tanto, se hace necesario que la acción política bajo
el modelo de interacción y del “discurso práctico” busque las condiciones de su
resolución, cuyo criterio de validez es el consenso de los participantes en la
discusión. Sólo a partir de este consenso pueden quedar justificados las
acciones o compromisos político-estratégicos.
Max Weber (1864-1920) plantea que el
camino hacia la modernidad se realiza principalmente por el sendero de una
creciente racionalización, calculable e impersonal, en contraste con la forma
tradicional anterior. Intenta demostrar que el desarrollo del capitalismo
moderno no es el resultado exclusivo de leyes económicas puras ni de la sed de
riqueza personal; es más bien el carácter ascético del calvinismo el que
propicia un ambiente adecuado para ello. El capitalismo experimenta una gran
expansión gracias a un cambio de mentalidad más que debido al desarrollo
tecnológico, industrial, comercial o financiero. El protestantismo[4]
representa el triunfo de la razón sobre la irracionalidad del sentimentalismo,
la magia y el lujo. (Montaño Hirose, Luis 2003 )
Casi
sin percibirlo, nuestro mundo ha pasado de fundamentar su economía en el aspecto industrial a una economía del
conocimiento, pasando de automatizar el
movimiento, a sistematizar los procesos de creación y difusión del conocimiento. En teoría E. Durkheim señala
que este proceso parecer fácil de explicar
cuando esta economía cesó y cuando otra
comenzó. Sin embargo, en la realidad no existe
una línea divisoria definida entre una economía industrial y la del
conocimiento.
La
organización no es algo dado al hombre por naturaleza, sino el fruto de un descubrimiento más extenso en el tiempo que la
propia humanidad ha formado (Bennis,
1973). El mundo que hoy enlazamos a nuestras manos es esencialmente una
gran estructura de organizaciones que lo
integran, en donde la esencia y la existencia de un individuo aislado es una auténtica rareza.
Semejante éxito y universalidad del fenómeno
organizativo merece cuestionamientos diversos, buscando con ello un porqué.
En
particular manifiesto que las entidades públicas de nuestro país y estados
deben transformarse, buscar ser más eficientes
y eficaces de lo que han sido hasta ahora, además de productivas al desempeñar sus tareas de servicio a la
sociedad. La mejora en la productividad no
debe limitarse a sus productos o servicios, sino que además tenga como resultado, una profunda transformación
interna, un funcionamiento integral de las
organizaciones fundamentándose en el desarrollo integral del capital humano para promover su aprendizaje
significativo de la vida.
Lo
anterior, junto con las recurrentes crisis económicas, ha obligado a México
y a sus instituciones, a un cambio de
actitud y de su forma de operar. Al caer las
barreras comerciales, las empresas mexicanas han tenido que incrementar
su productividad, so pena de desaparecer
en mercados cada vez más disputados, debido
a la afluencia de competencia del exterior.
En
una economía global, la modernidad, la innovación, la tecnología y los activos
intangibles son elementos
imprescindibles para mantener la competitividad en una continua búsqueda de dar respuesta a necesidades que
cambian vertiginosamente dentro de una
continua renovación que le permite a las organizaciones mantenerse en el mercado, inclusive han aumentado
las presiones por la implantación de
sistemas más sofisticados.
Si
bien en cierto, aún no existe un consenso claro, acerca de lo que es las tics y
el conocimiento, está ampliamente
aceptado que constituye un factor competitivo
en el mundo transnacional, en donde el conocimiento y el capital
intelectual (Grant, 1996) juegan un
papel preponderante, que da pie a la búsqueda de la gestión del conocimiento,
como un proceso de creación, desarrollo, difusión y explotación del
conocimiento en pro de ganar capacidad organizativa que permita dar respuesta al vertiginoso ritmo
del cambio.
Esta
nueva economía global o moda capitalista de los países más ricos y que explotan
al país implica inclusive en algunos
casos, la redefinición de la misión y
objetivos de la organización, dado que los cambios en el entorno social son radicales y discontinuos, necesitándose
inclusive de ciclos de creación de
conocimientos cada vez más rápidos.
La
gestión del conocimiento se ha convertido en un movimiento de gran relevancia en el mundo profesional y
académico, con un importante impacto en publicaciones,
revistas, debates, pero como se mencionó anteriormente, la idea relativa a que el conocimiento es el elemento
más valioso tanto para la sociedad como
para las organizaciones no es una cuestión nueva.
Lo hasta aquí expuesto se fundamenta en la pedagogía del oprimido y crítica, que
podríamos decir es una ciencia de la educación en donde tiene como finalidad
innovar en cuanto a formas de educación y nos ayuda a adoptar enfoques críticos
sobre la escuela además de formar comunidades críticas todo esto con el gran
propósito de mejorar la educación.
La
pedagogía crítica ha comenzado a proporcionar una teoría total y absoluta, y un
análisis de la escuela, a la vez añade nuevos avances en la teoría social y
desarrolla nuevas categorías de investigación y nuevas metodologías de
educación.
Pero sobretodo la pedagogía crítica, como la
necesidad de cuestionar y autoanalizar la práctica docente dentro de un
criterio abierto que nos lleve inevitablemente a la innovación y la
transformación al parejo de una sociedad cambiante, ante una sociedad
heterogénea donde cada área tiene sus propias necesidades e intereses pero
sobretodo en una sociedad donde el
maestro tiene que satisfacerlas.
También resulta importante revisar nuestra relación con el conocimiento,
que hoy día debe ser considerado como verdades temporales ante el avance de la
ciencia y la tecnología. Antes, el
manejo de información y la capacidad para transmitirlo nos otorgaba un lugar
importante, hoy, el conocimiento ya no está en nuestras manos, y ahora, en vez
de trasmitirlo, debemos ayudar a los alumnos a acceder a las múltiples
herramientas que le permitan conocer y aprender con mayor rapidez.
Por tanto, nuestra orientación de clases necesita ser una propuesta
actualizada, utilizar las nuevas herramientas tecnológicas, contribuir a
que los alumnos las utilicen para su formación, por lo que los recursos
didácticos, ya no son ese gis, pizarrón o rotafolios –que pueden estar-, ahora,
necesitamos utilizar la computadora, Internet y todo lo que de ésta se deriva como blogs, chats, foros,
correo electrónico, y todos esos nuevos software lo que a diario surgen y nos
sorprenden.
Finalmente, en la calidad de estos diseños, se pone en juego nuestro
compromiso docente, sobre todo si el compromiso lo pensamos como una
responsabilidad que implica “hacerse cargo”[5] de lo
que nos corresponde desde el lugar donde estamos. Desde nuestro lugar nos
corresponde operar la propuesta curricular y si hacemos esta tarea conscientes
de su importancia e implicaciones, impregnamos de nuestro sentido la tarea
educativa, esto es, nos volvemos sujetos frente curriculum, dispuestos a
conocerlo y enriquecerlo con nuestra actuación como docentes, pues como afirma
Bauman,
… el cambio
actual no es como los cambios del pasado.
En ningún otro punto de inflexión de la historia humana los educadores
debieron afrontar un desafío estrictamente comparable con el que nos presenta
la divisoria de aguas contemporánea.
Sencillamente, nunca antes estuvimos en una situación semejante…debemos
aprender el aún más difícil arte de preparar a las próximas generaciones para
vivir en semejante mundo[6]
Bibliografía
BENNIS, Warren., “Desarrollo
Organizacional: Su naturaleza, sus orígenes y perspectivas, E.U.A., Fondo Educativo
Interamericano, p. 1-19, Parte 1, p.1- 19., 1973.
.
Bauman, Zygmunt (2007). Los retos de la educación en la
modernidad líquida. 1ª edición. España, Gedisa.
Cruz, Manuel (2005). Las malas pasadas del pasado. Identidad,
responsabilidad e historia. 1ª edición, España, Anagrama
GRANT, R. M. “Toward a khonwledge-based theory of firm”, Strategic
Management journal, vol. 17. no. especial de invierno, 1996.
HODGE, Antony, WP.
Gales, Z.M. (1968), “Teoría de las Organizaciones « Un enfoque estratégico”,
México, Prentice Hall.
ROBBINS, Stephen., Comportamiento
Organizacional: Conceptos, controversias y aplicaciones, México,
Prentice-Hall, p.721-730., 1994.
WEBER, Max. (1987) “Economía
y Sociedad”, México, FCE.
[1] Construir Competencias: Todo un
Programa. Entrevista con Philippe Perrenoud Observaciones
recogidas por Luce Brossard Vida pedagógica 112, septiembre-octubre1999
Traducción: Luis González Martínez
[2]
Ibíd.
[3]
Max Weber (1864-1920), sociólogo y economista alemán quien analizó
detalladamente las relaciones de poder y
la dominación, al igual que el modelo organizacional del “burocratismo”, escribió varias obras, entre las que
sobresalen “la ética protestante y el espíritu capitalista”, así como “economía y sociedad”. Su obra fue
tardíamente conocida en los Estados Unidos de
Norteamérica ya que el último libro mencionado no fue traducido al
inglés sino hasta 1946.
[4] Montaño
Hirose, Luis 2003 “Modernidad y cultura en los estudios organizacionales”, en
Iztapalapa, año 24
[5] Cruz, Manuel (2005). Las malas pasadas
del pasado. Identidad, responsabilidad e historia. 1ª edición, España,
Anagrama.
[6] Bauman, Zygmunt (2007). Los retos de la
educación en la modernidad líquida. 1ª edición. España, Gedisa, p.46.
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